LA COMIDA NO ES UN PREMIO QUE MERECER, ¡ES ENERGÍA!
Lis y su mejor amiga están haciendo un pastel maravilloso cuando de pronto, ¡PUM! Lis se tropieza y se cae, destrozándolo todo. La vergüenza que le da haber creado tal desastre por ser tan golosa hace que salga huyendo sin dejar de llorar
Y entonces, de sus lágrimas aparece una criatura dispuesta a rescatarla: Ayuno, que le dice que la manera de solucionar estas cosas en el futuro es dejar de comer. Al final, sin gula no hay desastres, ¿verdad?
Cuando Lis se da cuenta de que Ayuno no quiere ayudarla, sino hacerle daño, tendrá que buscar apoyo para poder salir de este lío.
Una historia para abrir boca (y conversaciones) sobre los pequeños comienzos de los trastornos alimenticios en la infancia.